La vida no ha sido buena conmigo. Me ha dado fama, riqueza y todo lo que se quiera, pero por lo demás me lo ha negado todo. La mujer que había y hay en Ava Gardner siempre ha sido maltratada y ha sufrido decepciones. A pesar de todo soy una mujer que se esfuerza en vivir y amar la vida.
En cierto modo llegué a odiar mi belleza muy a menudo. Ahora que el tiempo se la ha llevado me proporciona casi un alivio. No me importa envejecer, pero me asusta ser olvidada y volver al anonimato.
Llega un momento en el que te enfrentas al hecho de que te has convertido en un viejo putón.
Deben ser mis genes de campesina los que me mantienen fuerte y saludable. No importa los esfuerzos que hago por autodestruirme, me las arreglo para sobrevivir.
La idea de la muerte ha sido una constante en mi vida. No por miedo sino por temor a morir sola.
Cuando en 1986 tuve una apoplejía... hubiera saltado por la ventana. En lugar de eso, seguí adelante. No tenía elección. Aprendí que en la vida hay que perseverar.
Si tuviese que volver a vivir mi vida, la viviría exactamente igual. Tal vez un par de cambios aquí y allá, pero nada en especial.
Me duele tremendamente que la vida me haya privado de la alegría de ser madre.
Supongo que mi inseguirdad se explica por mi tremenda timidez. Soy una persona totalmente tímida en todos los sentidos.
Cada vez me resulta más difícil divertirme, y cuando ya no consiga ni aburrirme, será el fin.
Tengo muchas ideas fijas y a veces creo que estoy loca.
El cine no me ha tratado muy bien que digamos. Por lo tanto no me siento obligada a reconocerle nada. Si acaso el aspecto económico que es lo único que me interesa.
Admiro a Greta Garbo. Cuando empezó su crepúsculo tuvo el valor de huir de él y retirarse con dignidad.
Lo peor de ser actriz es el ambiente que este hecho te crea fuera de los platós.
Si los actores no se estuviesen besando contínuamente ante la cámara, se tirarían al cuello para morderse.
Se suele decir que Hollywood destruye a las grandes figuras que ella misma crea, como Judy Garland o Marilyn Monroe, pero yo no estoy segura de eso, ya que todos más o menos ejercemos un control sobre nuestras vidas.
No me gusta en absoluto todo lo que se ha escrito de mí, por la sencilla razón de que no es cierto.
Nunca tuve intención de desmentir las falsedades que se han escrito sobre mí, ya que con eso lo único que haría es perder un tiempo maravilloso que necesito para mí misma.
Es muy duro enfrentarse al hecho de que el matrimonio con el hombre al que amas, se ha terminado. Es pura agonía.
Creo que el principal motivo de mis fracasos matrimoniales es que yo siempre he amado con el corazón, y no con la cabeza.
Siempre adoré a Ernest Hemingway porque fue el único hombre que no pretendió cambiar mi forma de ser. Cuando murió le lloré como si hubiera sido un hermano mío. Fue el amigo fiel que nunca me traicionó.
Jamás tuve una relacián amorosa con Clark Gable, pero le adoraba como admiradora y le admiraba como persona.
Robert Mitchum es alguien del que podría haberme enamorado locamente. Creo que toda actriz que tuvo ocasión de trabajar con él acabó enamorándose.
Elizabeth Taylor es otra superviviente como yo.
Mis primeros recuerdos huelen a tabaco. A los cinco años me fumé mi primer cigarrillo y a los ocho ya era una gran fumadora
Sinatra es un hombre maravilloso y lo admiro profundamente... ha sido sin duda alguna el hombre más importante de mi vida. Frank habría podido hacerme feliz si yo lo hubiera querido, pero, como de costumbre, fui un desastre...
Mi vida de niña fue casi como la de una campesina. Planchaba, recogía el algodón, tenía un solo vestido limpio y nadie me prestaba atención.
No recuerdo cuantos trajes de baño llegué a ponerme sin acercarme siquiera a una piscina. Con la cantidad de miradas ardientes que llegué a lanzar en el estudio fotográfico de la Metro Goldwin Mayer se podría haber deretido el polo norte.
Lo único en lo que puse un gran empeño fue en perder mi acento sureño, porque estaba harta de que me gastaran bromas por culpa de él tanto en Nueva York como en Hollywood.
Nunca fui una actriz, sino tan solo una cara bonita.
Mario Cabré se convirtió para mí en un auténtico fastidio. Puesto que el tío no se apartaba de mi lado y me estaba advirtiendo constantemente de sus intenciones. Me tomé en serio sus amenazas.
Soy posesiva y celosa, y Frank es igual que yo.
En España el trato de la gente, su cortesía y atenciones y su alegría de vivir, me hicieron apreciar mejor la vida sencilla.
Debía ser algún maldito familiar del Conde Drácula, porque no dejaba de perseguirme.
Ava Gardner haciendo alusión a un murciélago que no dejaba de perseguirla durante el rodaje de "Cruce de destinos".
Quiero vivir ciento cincuenta años, pero el día que me muera quiero hacerlo con un cigarrillo en una mano y un vaso de whisky en la otra.
No voy a aparecer de nuevo boqueando como una carpa gigante mientras otra canta por mí.
Adoro España, es un país salvaje y genuino, y sus colores son estupendos y se adaptan muy bien a mi temperamento, un poco dramático y sanguíneo.
Hollywood era un barrio tranquilo y monótono de Los Ángeles, con palmeras marchitas, edificios despintados, tiendas baratas y cines llamativos.
Todo lo que saqué de mis matrimonios fueron mis dos años de psicoanálisis pagados por Artie Shaw.
Ser estrella de cine es muy aburrido. Lo hago por el dinero, eso es todo. Después de todos estos años sigo sin tener ni idea de qué es el cine. Nunca he sido actriz, pero no sé escribir, ni pintar, ni hacer ninguna otra cosa.
Frank Sinatra tenía algo en su voz que solo he oido en otras dos personas: Judy Garland y María Callas. Una calidad que me lleva a desear llorar de felicidad, como un atardecer hermoso o un coro de niños cantando villancicos.
Supe con absoluta certeza que Luis Miguel era para mí... Yo era su chica y él mi hombre. Era así de sencillo.
No valgo una mierda actuando.
Vine a este mundo a las diez de la noche y, a menudo, pienso que tal vez por eso me convertí en un ave nocturna. Cuando se pone el sol, me siento más despierta. Se necesita talento para vivir de noche y esa es la única habilidad que siempre he estado convencida de poseer.
Con mis fotografías se podría haber alfombrado el Hollywood Boulevard de acera a acera.
Nunca fui uno de aquellos bebedores silenciosos, que beben día y noche sin parar. Me encantaban las fiestas y trasnochar. Cuando bebía, era sólo por el efecto. Con todas las copas que he tomado, no recuerdo haber disfrutado de ninguna. El único motivo por el que bebía era para superar mi timidez.
Se piensa que el amor loco puede curarlo todo. Pues no. Si quieres que el matrimonio funcione, necesitas tener algo más en común. Me casé con tres hombres atractivos, de mucho talento, que sabían fascinar a las damas. Supongo que ellos podrían decir lo mismo de mí. Pero teniendo en cuenta que entre mis tres maridos han reunido una colección de veinte esposas, no creo todo fuera culpa mía.
Animados por la música flamenca, reíamos, bebíamos, salíamos. Yo era su chica, y él mi hombre; así de sencillo. Eramos buenos amigos, además de buenos amantes, y no nos exigíamos demasiado el uno al otro.
La fama y el dinero no dan la felicidad. Si no tienes un hogar feliz no significan nada.
Si hubiese tenido un hijo, al menos tendría una persona a la que amar, sin temor a separaciones o fracasos. Estuve tentada de adoptar un niño. Si no lo hice fue por temor a no saber educarlo. Tengo que conformarme con mis sobrinos.
Hay en Frank 7 kilos de hombre y 43 de pene.
Soy estrella de Hollywood y a pesar de ello, nunca me he cortado las venas, ni he tomado pastillas para dormir, y eso hoy en día es todo una hazaña.
Rocío, cántame unos cantes pequeñitos.
Ava Gardner era asidua al Tablao "El duende" donde cantaba Rocío Jurado. Allí le pedía que le cantara fandangos de Huelva. Ava Gardner era muy aficionada a las corridas de toros y al flamenco.
Estas declaraciones han sido recogidas en los maravillosos libros de Jose Manuel Serrano Cueto (Ava Gardner de la A a la Z) y de Luis Miguel Hernán e Ignacio Adellac (Ava Gardner El Mito).